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Mostrando entradas de diciembre, 2011

Ser espiritual y la preparación para la muerte.

Después de una conversación telefónica, me enteré de que mi joven  amiguito E. estaba muy mal, presentí su partida y pedí por él  con una oración.  Esa misma noche , comenzando la Navidad, mi amiguito E., después de tres años de padecer, partió.  Días antes él se preguntaba por qué a mí, porque yo siendo un joven de poco más de veinte años debo partir, merezco esta enfermedad tan cruel y tan dolorosa? Unos años atrás también vi como se fue apagando la vela física de mi cuñada, una joven de apenas treinta y tres años que valerosamente enfrentó su enfermedad incurable con alegría ejemplar durante los dos años que duró su proceso.  En este caso, nunca escuché una queja de ella, sin embargo ansiaba vivir contra todo pronóstico. Los dos casos son muy semejantes pues los protagonistas son jóvenes y para la sociedad no deberían morir "en la flor de su juventud".  Para los amigos del ser querido, así como para los padres, y el resto de la comunidad que les rodea, el hecho

El espíritu ante el proceso de la muerte .

     En cada cultura, de Oriente a Occidente, desde las cavernas hasta nuestros días, la muerte , sus ritos, costumbres , tradiciones y fantasías nos han llamado la atención, pero lo que a muchos nos aterroriza es saber como será esa hora tan esperada o tan postergada.  Ese momento en que estaremos siendo los  protagonistas de un acto tan particular.     Psiquicamente, nosotros nos defendemos contra la muerte por un instinto natural de supervivencia, generalmente es sinónimo de horror y sufrimiento por lo que tendemos a evadir el tema muerte. Nuestra cultura ve la muerte no como parte de la vida y sí como algo que debemos eliminar de nuestra propia conciencia debido en parte a nuestra sociedad de consumo.      Conocemos la muerte mediante el preceso de morir de los demás, cuyas vivencias ahora nos son accesibles por las comunicaciones mediúnicas, percibiendo así su real dimensión.  Tomaremos como base los escritos dictados por los Espíritus y codificados en las Obras Básicas