Muchos de nostros posiblemente ya experimentamos el doloroso proceso de la muerte de algún ser querido, sea un pariente o un amigo. Sabemos bastante, por el desarrollo acelerado de la ciencia, sobre el avance y la culminación de algunas enfermedades que conllevan a la muerte, es decir, al proceso de la separación del cuerpo físico del cuerpo espiritual.
A través de escritos y estudios sobre Tanatología (2), ciencia que se especializa en el proceso de la preparación para la muerte, tanto para el enfermo terminal como para los que llevan el duelo posterior, obtenemos informaciones y recomendaciones conforme a la medicina iniciada por la pionera, psiquiatra Dra. Elizabeth Kübler-Ross. También en América(1), ya con un enfoque más latino , acorde con nuestras creencias y costumbres, la Tanatología ha sido adaptada en las etapas que conllevan a este proceso, por profesionales en ese campo para ayudarnos al bien morir.
Nosotros enfocaremos este artículo, observando el proceso de la muerte a través del lente espiritual, es decir, informándonos por intermendio de benefactores espirituales, que nos dicen cúando y cómo ocurre este proceso, que semejante al nacimiento, requiere una preparación no sólo material, como principalmente psicológica y espiritual.
Vamos a aprovechar un material audiovisual, editado en el Brasil, donde atinadamente y con mucha claridad, detalle a detalle nos enteramos de cada uno de las procesos que conduzen al desligamiento definitivo del cuerpo físico por medio del proceso de la muerte.
El caso que veremos, es protagonizado por Dimas, cuyo relato aparece en el libro Obreros de la vida eterna Este vivía una vida familiar y social vastante ordenada y virtuosa, pero un poco descuidada en sus prácticas metódicas de oración. Al final de su jornada terrena, queda postrado en un lecho, esperando su desencarnación.
Una serie de etapas a observar, nos ayudarán a identificar cada proceso y también a comprender, sea para abordarlas en forma atinada ante el pariente que agoniza, sea para saber nosotros mismos lo que puede pasar cuando estemos en ese proceso crucial, que hace parte de la realidad natural de los seres vivos.
El primer asunto a observar, es el auto control de las emociones frente a la persona en agonía, por parte de sus parientes, las cuales generan perturbaciones afectivas, a manera de "red envolvente" que interfieren en el desligamiento del Espíritu de su envoltorio físico, su propio cuerpo. De manera que, los asistentes espirituales intervienen para, a través de imposiciones magnéticas, construir barreras magnéticas que calman a las personas envueltas en dolor y apego por el ser querido, separándolas y apartándolas si es preciso, del local.
Una vez aislada la persona de fluidos nocivos, el equipo espiritual, extiende un campo de defensa que protege el ambiente de emanaciones inferiores y se inicia así la agonía en la persona; entonces, generalmente la prescencia de Espíritus familiares desencarnados, alivian al agonizante, trayéndolo consuelo; parientes cercanos como por ejemplo la madre y algunos otros, dependiendo mucho del grado moral del ser en que se encuentren, vienen al encuentro así como también pueden aparecer espíritus enemigos que también se hacen presentes para cobrar sus deudas y atormentar al agonizante.
El moribundo generalmente sabe que llegó su hora, y una mayor emotividad espiritual toma su alma, siendo propicio el momento para oraciones y una elevación espiritual del ambiente que rodea al moribundo. Llegado el momento, los Espíritus que auxilian en este proceso comienzan el desligamiento de los centros de fuerza mediante los llamados Pases magnéticos, en los centros vitales, separando los centros nerviosos y emotivos de los diferentes sistemas.
Finalmente, emana el cuerpo periespiritual junto con el Espíritu del agonizante, sutil en un inicio y conforme pasa el tiempo, se fortalece y se plasma de forma más nítida a los ojos espirituales, unido al cuerpo ya inerte del fallecido.
Finalmente, emana el cuerpo periespiritual junto con el Espíritu del agonizante, sutil en un inicio y conforme pasa el tiempo, se fortalece y se plasma de forma más nítida a los ojos espirituales, unido al cuerpo ya inerte del fallecido.
En el momento propicio, los mentores espirituales y el equipo espiritual que los asiste, cortan definitivamente el "cordón" que une el Espíritu a su cuerpo físico, despertando éste para la verdadera vida, la vida de Espíritu en la dimensión espiritual.
Como vemos, en enfermedades naturales, el desligamiento del cuerpo lleva una preparación cuidadosa y meticulosa hasta rompimiento completo de los lazos que unen cuerpo y espíritu. En casos de accidententes, suicidios y muertes repentinas, los equipos espirituales daran la asistencia oportuna según el caso. Desde este punto de vista, una buena muerte, es decir, en paz, con conocimiento pleno, alivia las inquitudes del moribundo, de allí la importancia de la preparación para el bien morir, no solamente en el aspecto religioso, como también la debida preparación de familiares antes y despúes de la morte de ser querido, cuando serán necesarias las oraciones y pensamientos amorosos que liberten definitivamente al Espíritu.
Existe una razón poderosa para creer que una vez separado el cuerpo físico del espíritual, queda una ligación tenue del cuerpo sutil conocido como duplo étereo, y los estudiosos en este campo coinciden en aclarar que corresponde a los llamados fantasmas que muchas veces vemos posteriormente al desencarne de una persona, durante las primeras veinticuatro horas, lo cual es tan sólo un resquicio sutil del primer cuerpo etereo de los muchos que componen el Espíritu encarnado y que una vez pasado el proceso de la muerte desaparece, como materia que es, sumándose a las otras materias más densas del cuerpo físico y que guarda todavía fluidos vitales. Caso contrario ocurre con los otros cuerpos sutiles, que acompañaran al Espíritu en su nueva vida, en su verdadero medio, el espiritual, del cual vinimos.
Desesperación y falta de aceptación de la muerte de un ser amado, no sólo hacen más difícil la lucha del día a día de sus familiales, generando también severos estados de depresión, como también afectan, a través de fuertes lazos, que hacen díficil la partida del recién fallecido, atrayéndolo muchas veces al convivio familiar, donde terminan perturbando a los encarnados de varias maneras.
Desesperación y falta de aceptación de la muerte de un ser amado, no sólo hacen más difícil la lucha del día a día de sus familiales, generando también severos estados de depresión, como también afectan, a través de fuertes lazos, que hacen díficil la partida del recién fallecido, atrayéndolo muchas veces al convivio familiar, donde terminan perturbando a los encarnados de varias maneras.
1 http://www.uv.mx/cienciahombre/revistae/vol22num2/articulos/tanatologia/
2 http://amtac-tanatologia.blogspot.com.br/2008_07_01_archive.html
2 http://amtac-tanatologia.blogspot.com.br/2008_07_01_archive.html
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